Descubriendo el “hilo negro”, “de corazón”, en la danza azteca.

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Descubriendo el “hilo negro”, “de corazón”, en la danza azteca.

Por Yaoehecatl / Facebook

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Hace ocho años, en el 2012, publiqué un texto en Facebook titulado “Descubriendo el hilo negro de corazón”, y –como en aquel tiempo–, las cosas en la danza azteca, en términos generales, no han mejorado, todo lo contrario. Me ha parecido menester publicar una nueva edición de aquel escrito en vista de lo que se ha observado últimamente.

Más de mil años de existencia

En la danza azteca, específicamente, en la vertiente conocida como Mexicayotl o mexicanidad, estamos tratando de descubrir «el hilo negro» de cómo hacer las cosas en la danza, cuando esta antigua actividad tiene, por lo menos, 500 años de hacerse en el marco ceremonioso de la danza de Tradición Conchera, conservando formas y maneras del ritual, de la ceremonia dancística, de las estructuras de la danza.

Además, este antiguo arte dancístico tenía un desarrollo –antes de que llegaran los españoles en el siglo XVI y se diera forma a la danza sincrética que ahora conocemos en la Tradición Conchera–, de por lo menos otros 500 años en el México antiguo.

Estamos hablando de que la danza azteca (“chichimeca, mexihca, anahuaca, solar, circular”, como usted le quiera llamar), o en sus términos más apropiados, mihtotiliztli, nehtotitliztli o macehualiztli, tiene –al menos–, alrededor de 1000 años o más de existir, y por lo tanto, de estarse realizando de ciertas formas o maneras, con estructuras bien definidas y establecidas desde hace mucho tiempo.

Instituciones para la danza

Ya en los siglos XV y XVI, los antiguos mexicanos habían creado instituciones específicas para la enseñanza y la práctica de la danza como el Cuicacalli y el Telpochcalli, hasta la adolescencia. Y para su juventud y edad adulta continuarían practicando la danza en las instituciones correspondientes para su formación, como el Calmecac, el Tlamacazcalcalli o donde se formaban los guerreros águila o jaguar, entre otras instituciones. Fueron sociedades que desde su infancia se les enseñó la danza y en todos los ámbitos de su vida danzaron. Por lo tanto, dejaron establecida una estructura de la danza así como sus formas rituales y ceremoniosas.

Sobrevivencia cultural

Después de la invasión española mucho de aquello que se enseñó en esas instituciones del México antiguo y que se practicó por tantos años por los antiguos mexicanos, se conservó y sobrevivió gracias a un sincretismo cultural y religioso que se amalgamo en lo que hoy conocemos como Tradición Conchera. Esta danza –la Tradición Conchera– es una sobrevivencia cultural, en la que se conservan las formas antiguas, de alrededor de 500 años.

Nuevas “formas” o inventos

¿Por qué ahora los danzantes o personas pertenecientes a la mexicanidad tratan, intentan de inventar “sus formas” de cómo hacer las ceremonias dancísticas? ¿De cómo hacer la danza?¿Por qué inventan cosas ignorando fuentes históricas y de tradición? ¿Por qué inventan sin fundamento alguno? ¿Por qué desvirtúan y alteran muchas de las formas antiguas de la danza?

Muchos danzantes, incluso quienes no son danzantes pero están en el ámbito de la danza (estudiosos o intelectuales), y la nueva generación de danzantes “milenium”, confunden reconstrucción o «rescate cultural» con inventos o interpretaciones propias. Muchas cosas que hacen no las fundamentan, o las «fundamentan» a su modo, o con expresiones como «yo creo», «supongo», “imagino”, “es mi lógica”, «me parece que debió haber sido así por…». No hay investigaciones serias.

Muchos de estos inventos o interpretaciones propias los podemos observar en todas las faces de la ceremonia dancística: elección de Palabras, apertura y permiso a los rumbos, colocación del momoztli o altar, forma de entregar las danzas, forma de hacer las danzas, uso de elementos, atuendo, pintura facial, toque del huehuetl, etc.

La frase que esta ahora de moda, que justifica las cosas que hacen algunos grupos de danza o danzantes de mexicanidad (ahora llamados “culturales”) es: «mientras lo hagas de corazón». Y con esa frase justifican y hacen todo, aunque no sean las formas correctas, antiguas o tradicionales, pero mientras «se haga de corazón» entonces parece que “esta bien». Lejos de reconstruir con sus inventos, distorsionan, desvirtúan, modifican y corrompen muchas de las formas antiguas ceremoniosas de la danza.

Acercamiento a fuentes fidedignas

Si queremos hacer una recuperación o reconstrucción de nuestro pasado anahuaca, lo más cercano a una realidad histórica y cultural, nosotros, los que pertenecemos a la vertiente de la danza azteca conocida como Mexicayotl o mexicanidad, debemos acercarnos a fuentes fidedignas y confiables (que son muchas: escritas, orales, pictóricas, arqueológicas, históricas, antropológicas, etc.), entre ellas la Tradición Conchera y aprender de ellos las formas dancísticas tradicionales, las formas correctas de la ceremonia y del ritual, las formas correctas de la danza. Formas que ocultan un lenguaje simbólico, un lenguaje sobre la cosmovisión de nuestros antepasados anahuacas.

Pero tenemos prejuicios los danzantes de mexicanidad (en términos generales) y todo aquello que huela a hispano, católico e incluso académico, preferimos poner distancia de por medio, no acercarnos, no querer saber nada de ello. Criticamos, despotricamos contra lo hispano, lo católico y lo académico, y nos alejamos. Grave error.

Antes de desacreditar inmediatamente la información y el conocimiento que nos proveen las fuentes académicas, por ejemplo, deberíamos indagar sobre el origen de dichas fuentes y cómo fueron realizadas, sobre todo las fuentes primarias, es decir, los documentos del siglo XVI. Y, sobre cualquier tema que éstas traten, lo que hay que realizar es en –cualquier trabajo de investigación–, lo que se conoce como el Estado de la Cuestión. Esto último es, leer todo lo que sobre ese tema se ha escrito, es decir, revisar en que estado del análisis, reflexión o discusión, se encuentra actualmente dicho tema.

Deberíamos participar en las ceremonias, en las danzas de la Tradición Conchera y ser observadores, con esa capacidad de observación que tuvieron los antiguos mexicanos, y tomar los elementos estructurales antiguos “prehispánicos”, es decir, ser eclécticos, e incorporarlos a nuestro movimiento dancístico denominado Mexicayotl.

Todos los grupos de danza azteca tenemos nuestros aspectos positivos y negativos, y la Tradición Conchera no escapa a ello. Pero debemos reconocer que esta tradición dancística –la danza conchera sí es una tradición, tiene 500 años de existir, la danza de mexicanidad no es una tradición– se ha esforzado por conservar formas, aunque sincretizadas, muy propias del México antiguo.

Así que, debemos acercarnos a fuentes fidedignas, tanto tradicionales como escritas, y académicas, pero debemos acercarnos con los que saben, y dejar de andar inventando cosas nosotros mismos, queriendo denotar un conocimiento que no tenemos, queriendo aparentar que sabemos, y en realidad hacemos nuestras propias “interpretaciones” muchas veces muy alejadas de una realidad histórica y cultural, tratando de ajustarlas, acomodarlas, encajándolas a fuerzas en nuestras “creencias” y ceremonias dancísticas.

La ignorancia no es mala, lo malo es andar inventando cosas para mostrar que no somos ignorantes. Mientras no reconozcamos que no sabemos o desconocemos mucho de las cosas de nuestro pasado antiguo, seguiremos inventando rituales, ceremonias y danzas, y justificándolas con la ya famosa expresión “mientras se hagan de corazón”.

Continuidad y cambios culturales

Nuestros jefes de danza, maestros o teyacanqueh, no enseñaron una forma de hacer la danza, con sus rituales y ceremonias. Y a su vez, ellos aprendieron de sus maestros o jefes, y así se ha continuado una tradición dancística, porque eso es precisamente una tradición, una continuidad de elementos culturales. ¿Por qué entonces aparecen personas que vienen a decirnos cómo hacer las cosas en la danza? ¿Por qué hay personas que parece que intentan descubrir el “hilo negro” de cómo hacer las cosas en la danza cuando ésta tiene más de mil años de existir y de estarse haciendo?

Por supuesto que no todo se mantiene en el transcurrir del tiempo, y hay cambios, pero existe un núcleo duro, una estructura, que se resiste a los cambios, eso es tradición cultural. Habrá, por supuesto, cambios que se incorporen en el marco de la danza azteca, pero estos deberían de hacerse a la luz del conocimiento de investigaciones históricas, arqueológicas y antropológicas. De conocimiento bien fundamentado basado en los trabajos y descubrimientos arqueológicos e históricos. Y no de inventos e interpretaciones propias que por mucho –queda evidente en las prácticas actuales– están muy alejadas de una realidad histórica y cultural del México antiguo.

Algunas personas llaman a sus inventos, o formas nuevas, “evolución”. Dicen que la danza tiene que “evolucionar”, no comparto del todo esta idea, sobre todo si sus “evoluciones” no las sustentan con argumentos sólidos. Más que “evolucionar” –en lugar de ir “hacia delante”–, la danza azteca tiene que voltear su rostro hacia su propio pasado ancestral, y conservar y recuperar sus formas antiguas, sus formas autenticas, dicho de otra manera, su cosmovisión antigua.

Si los danzantes tuviéramos las mismas fuentes fidedignas de conocimiento, no tendríamos tantas diferencias, el problema es que algunos danzantes ni fuentes tienen, ni las buscan y ni las quieren… y lo que es peor aún, algunos dicen que no las necesitan ¿para qué? “mientras se haga de corazón”.

Por: Karloz Miranda Yaoehecatl

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